tenjo cundinamarca

¡empieza el viaje, empiezo a desprenderme!

tenjo cundinamarca

Muy buenos días a todos.

Escribí en uno de los últimos reflejos que cuando despegó el avión con destino Bogotá, Colombia, la mañana del 29 de junio de 2013, de alguna manera empezaron a alejarse de mí no solo Italia sino los apegos, la tristeza, la incertidumbre y la depresión que hasta aquel momento habían sido aspectos imprescindibles de mi vida. Había planeado quedarme un mes (tenía el pasaje de vuelta para el día 5 de agosto), sin embargo acontecimientos inesperados y extraordinarios me convencieron de quedarme hasta el mes de Abril del año siguiente : nueve meses. Nueve increíbles meses para renacer.

Quiero que te fijes solo un instante en eso: cualquier que sea el cambio que quieres producir en tu vida (todos tenemos uno o más…) tal vez, seas más o menos consciente de ello, ya se esta produciendo y no lo sabes, de la misma manera en que yo, aquella mañana de Junio, no hubiera podido imaginar nada de lo que el universo tenía planeado para mi en los meses siguientes.

Recuerdo que a mi lado estaba sentada una señora colombiana que vivía en Andalucía, España. Afortunadamente en Colombia escribí un diario gracias al cuál puedo recordar muchos detalles, por ejemplo que ella se llamaba Magdalena y era muy simpática. Hablamos mucho sobre España, Italia, Colombia, las diferencias culturales, el futuro, hasta que el trasnocho de la noche anterior me hizo caer en los brazos de Morfeo, en un sueño de muchas horas que duró hasta el momento de la llegada al aeropuerto de Bogotá. No me lo podía creer pero al abrir nuevamente los ojos, ¡había llegado a Colombia!

Si alguien me pidiera decir en una frase lo que mas me encantó de ese hermoso país lo podría resumir así: clima, fruta, música, paisajes, naturaleza y amabilidad de las personas.

El clima lo definiría maravilloso. Para mí que nací y crecí en Italia fue muy raro después de algunos meses darme cuenta de que era cierto que las estaciones no existen. Son cosas que se estudian en la escuela, pero difíciles de creer para una persona que creció en donde la temperatura sube hasta los 40°C en verano y baja hasta 0°C en invierno. Ni siquiera pude creer al principio que no variaban los horarios de salida y puesta del sol. Empecé a entrenar kung fu a las seis de la tarde de un día de octubre, diciéndome que tocaba aprovechar de las últimas luces de esa época. Sin embargo en noviembre, a las seis siempre había luz. Incluso en diciembre él se obstinaba a ponerse a las seis. Tal vez será una magia del kung fu – pensé. Toca interrumpir el entrenamiento un día para averiguar que pasa con la puesta del sol. Lo hice y…nada. El sol seguía poniéndose a las seis. Finalmente entendí que tenía que haber puesto mas confianza en mis libros de geografía y de repente la frase “…desde el día que no estas veo la noche llegar mucho antes de las seis” de Shakira hasta aquel momento incomprensible para mi, empezó a tener sentido. 

De fruta hay muchísimas variedades, colores, sabores, se encuentra en tiendas, en supermercados, por la calle, en todos lados. Desde los primeros días me encantó la costumbre de tomarse un jugo, y al descubrir que en donde yo vivía había una licuadora empecé a tomarlo a diario: jugo de Lulo, de Guanábana, de Maracuyá…sólo de pensarlo me dan ganas de subirme a un avión y volver a Colombia lo más pronto posible…

Y no solo de fruta, sino de música también hay muchísima variedad! Cumbia, vallenato, salsa, reggaeton, champeta entre otros son algunos de los estilos musicales colombianos. Para mí, que soy músico, tener la posibilidad de conocer y escuchar todos esos géneros fue increíble. Me hubiera gustado interpretarlos más pero el universo me regaló oportunidades de presentar conciertos sobre lo que yo conocía mejor: las canciones folclóricas y de cantautores italianos. Fue muy lindo pero tal vez hizo que no aprendiera mucho de los otros géneros, así que ya tengo dos razones muy válidas para volver : beber jugos de fruta tropical y aprender a tocar vallenato.

Los paisajes y la naturaleza son tan hermosos que no se pueden describir con palabras. Solo se pueden observar con el corazón lleno de dicha y un sentido de unión con todo lo creado. De la amabilidad de los colombianos me di cuenta muchas veces, especialmente cuando iba colocando afiches para promocionar mis conciertos. Hago lo mismo desde hace mucho en Italia y aunque mis compatriotas son por la general simpáticos, nunca en Bolonia me sentí tan acogido y ayudado como cuando lo hice en la Candelaria, en la ciudad de Bogotá. La experiencia de colocar afiches se transformaba en conocer personas, hablar de quien era yo, de como era mi música, cuales mis motivaciones y mis ideas, incluso tomar cafés y charlar con desconocidos que me invitaban y luego venían a escucharme, me daba la idea de que todo estaba en movimiento, me encantaba. 

Pero aparte de esos aspectos lindos, hay algo más difícil de explicar, algo más imperceptible pero en mi visión del mundo igualmente importante: es la forma colombiana de vivir la espiritualidad. Expresiones como Gracias a Dios o Dios te bendiga son usadas muy frecuentemente, como la palabra bendiciones y puede pasar de ver incluso un vendedor de ceviche poner “Cristo te amaal lado de su tienda en la playa.

cristo te ama

(siendo sincero, esas cosas se pueden ver en el sur de Italia… menos por otras partes y menos aún por lo que conozco yo en los otros países europeos…) Por supuesto la espiritualidad es algo que va más allá del utilizar estas expresiones, sin embargo el hecho que sean utilizadas sugiere que una cierta forma de espiritualidad quede viva. En cambio en Italia, debido de un lado al poder político del vaticano y del otro a una cultura que se hace siempre más materialista, esas expresiones ya están totalmente eliminada del lenguaje común e incluso nombrar a Dios puede parecer algo raro para buena parte de la población. Para ellos incluso temas como cuáles son los efectos de nuestras acciones, el por qué venimos al mundo, nuestro destino, preguntarse sobre si las cosas ocurren por una razón y en general, todo lo que no está demostrado por la ciencia, no son más que galimatías.

Para mí que siempre he vivido procurando mirar más allá de la apariencia nunca me ha resultado agradable la actitud de estar apegado a la materialidad de la existencia. No es que no sean importantes los aspectos materiales, sino que no son los únicos. Por primera vez en mi vida en Colombia, me di cuenta de que esa no era solo mi forma de sentir o de un restringido grupo de amigos, sino que también en la forma colectiva de vivir había por lo menos reflejos de esa manera de ver la realidad.

La primera foto después del titulo la tomé el segundo día en Tenjo, un pueblo que queda a una hora de viaje de Bogotá en sentido noroccidente. Amo esta foto porqué perdí mi celular en agosto con más de quinientas fotos y esta es una de las pocas que se salvaron. Además me gusta porqué representa lo que más me encantó de Colombia: sus regiones agrícolas con su sinfín de paisajes, tierras de campesinos, desmedida naturaleza, carreteras destapadas y silencio.

Me quedé en Colombia nueve maravillosos meses descubriendo esos hermosos lugares que describo y a la vez otros igualmente lindos que estaban dentro de mi, mis paisajes interiores, mi forma más verdadera, prístina de ver el mundo. Alejándome de mi antiguo “yo”, de sus complicadas situaciones de vida y de sus pautas mentales, empecé a acercarme a mi verdadera esencia, a conocer mi verdadero Yo.

Lamento no haber escrito sobre esas cosas en el momento en que ocurrían, pero igual creo que hay procesos que toman consciencia conforme se van desarrollando es decir : me estaba pasando algo muy bonito pero yo no era totalmente consciente de ello.

Las cosas ocurren por una razón y solo cuando estamos listos para que sucedan. Ahora siento que estoy lo suficientemente listo para compartir el relato de mi transformación personal y estoy muy feliz de eso.

¡Hasta el próximo reflejo!

Quiero dar las gracias a Edna Soraya Sanchez por la revisión del texto y sus valiosas correcciones. 

0 Comments

leave a comment