El primer “Reflejo”

Será la hora de escribir un blog? 

Estas palabras asombrosas aparecieron de la nada en mi mente.

Fue algo lindo, mágico e increíble a la vez. Ya había tenido intuiciones o había vivido hechos difícilmente explicables para la razón, pero nunca había escuchado dentro de mi palabras tan claras, ni menos una frase tan precisa. Todavía me queda la duda de si ocurrió algo sobrenatural o simplemente me lo imaginé, pero lo que puedo decir es que un momento antes estas palabras no estaban y uno después estaban ahí, dejándome de un lado deslumbrado y del otro feliz.

Ocurrió un día mientras estaba meditando, con los ojos ligeramente cerrados, las piernas cruzadas, sentado en una pequeña alfombra de mi cuarto, en la ciudad de Bogotá, Colombia.

Recuerdo que estaba feliz por descubrir que el blog era el lugar justo para expresarme, comunicarme con el mundo y compartir las maravillosas experiencias que estaba viviendo en esa linda época de mi vida. Me quedé en silencio, sintiendo un calor muy fuerte que se expandía por todo mi cuerpo. Mis labios no podían dejar de sonreír. En un primer momento pensé como que mi ángel de la guarda (o tal vez algún otro ser que no pertenece a este mundo material…) me hubiese entregado un mensaje precioso, casi una misión, algo que debo cumplir en esta vida.

Dejé este mensaje ahí en espera por mas de un año, pero finalmente sentí que es algo demasiado importante para pasarlo por alto. Puede que esté exagerando, pero definitivamente esto que estoy descubriendo es justamente lo que siento y quiero actuar conforme con lo que me dice el corazón y con esa sugerencia, ese rayo de luz, tal vez imaginado o tal vez llegado de algún lugar más lindo de los que puedo imaginar.

Aún si nuestras vidas pueden parecer tristes, difíciles, aunque hayan momentos en que es mas fácil desconfiar que confiar, estoy convencido que todos tenemos rayos de luces, aunque a veces en forma de pequeños reflejos, vislumbres, destellos de pura dicha que aparecen enviados para guiarnos en nuestros caminos.

Yo entendí, gracias a una frase que apareció durante una meditación, que tengo en mi destino la oportunidad de escribir. No puedo saber en este momento exactamente lo que escribiré en los próximos meses, pero tengo clara la idea principal, el principio inspirador que me empujó hacía esta aventura que seguramente va a ser muy bonita y entretenida: describir paso a paso mi camino desde la oscuridad hacía la luz. No quiero que esto suene demasiado fuerte, quiero aclarar que no he llegado a ningún lado, todavía estoy en camino; camino que me está haciendo crecer mucho y está cambiando mis convencimientos sobre de mi, los demás, la vida misma.

Y quiero compartirlo contigo. A propósito: gracias. Quiero agradecerte por leerme. Aunque todavía en este momento este post no esté publicado. Hay cosas que ocurren mas allá de nuestras ideas fijas de un tiempo lineal. Pues, la confianza que tengo en mi corazón me dice que voy a publicar esta columna, me dice que va a haber alguien que se anime a leerla, por esto: gracias. Espero tener el valor y la capacidad de describir las cosas de una buena forma, que puedan llegar antes a tu corazón que a tus mente. Y admito tener un defecto: nunca he tenido capacidad de síntesis. Pues les pido que me disculpen si escribo mucho. Te agradezco una vez mas por tu paciencia.

Quiero terminar contándote la cosa en la que mas creo, el principio inspirador de los últimos dos maravillosos años de mi vida: a tenemos el potencial y la posibilidad de vivir una realidad mas bonita de la que podemos imaginar en nuestros sueños mas maravillosos.

Difícil por creer, ¿cierto? Yo tampoco lo podía creer. Pero hechos increíbles, asombrosos, extraordinarios, que casi parecían puestos por una mano divina en mi camino, me convencieron que es así.

Escribo para gritar al mundo que existe la posibilidad de ser felices, de construir una vida mejor, de abandonar la tristeza porque, aun si en el punto a donde nos encontramos es difícil para ver, un mundo de dicha ya está preparado para nosotros, solo tenemos que ser conscientes de esto.

Vivir en Colombia cambió mi vida. Llegué en este país maravilloso pensando en quedarme un mes y finalmente me quedé nueve meses: el tiempo de morir y renacer; jamás antes de subirme al avión, en aquel 29 de Junio del 2013, hubiera podido imaginar los increíbles sucesos de los meses siguientes.

Así que, confíen en mi si le digo que ya existe un rincón de felicidad listo para cada uno de nosotros.

Entre las cosas que nunca hubiera podido imaginar está el mismo hecho de escribir un blog. Aunque un poco tarde, por fin lo estoy escribiendo. He decidido actuar conforme al mensaje que me llegó en aquella noche mágica, en Bogotá. Les agradezco, les envío un abrazo con todo mi corazón.

Hasta el próximo reflejo!

Quiero dar las gracias a Laura Molina por la revisión del texto y sus valiosas correcciones.