Todo pasa por una razón, nada es casual. Aunque no siempre es fácil darse cuenta de eso, las cosas pasan por algo…
Hola a todos y todas, mis queridos y bienvenidos, quiero dedicar el Reflejo de hoy a una idea bien fuerte y bonita: todo pasa por una razón.
¿Por qué estás leyendo mi blog? ¿Y por qué yo estoy escribiendo?
Puede que esas parezcan preguntas tontas, sin embargo, tal vez no lo son.
Hace un par de años encontré un libro cuya primera frase decía: “estoy escribiendo para ti, porque entre millones de libros te sentiste atraído por este”.
Me llamó mucho la atención esa frase porque realmente me pareció sentir algo semejante a una verdadera atracción por ese libro, cuyo título era Sincronicidad (el maravilloso concepto del cual hablaba Carl Gustav Jung) y hablaba de cómo las cosas ocurren por algo, de como todo pasa por una razón y se da sólo cuando llega el momento justo.
Entonces, mi querido lector, es probabile que estés leyendo mi blog por una razón. No me preguntes cuál es, creo que solo tú lo podrás entender… lo que te puedo decir es que pensando en las palabras del libro Sincronicidad, puede que sea así.
Perspectivas desde el mundo real…
Un cierto día del final del año pasado, mientras estaba viviendo en la ciudad de Bogotá, leí sobre otro libro (“Perspectivas desde el mundo real” de G. Gurdjieff una frase que me llamó la atención aún más:
“acontecimientos raros han guiado mi vida. La conexión entre uno y el otro era desconocida por los demás, pero conocida para mí. Era como si una persona invisible hubiese puesto en mi camino circunstancias que, en el momento mismo en que las necesitaba, aparecían como por magia”.
Me quedé inmóvil unos instantes, sorprendido por lo poderoso que era lo que acababa de leer: el autor estaba describiendo perfectamente lo que me estaba pasando en esos meses de vida colombiana. La vida en que aparecían conexiones entre un acontecimiento y el otro ¡era la mía!
Ahora mismo solo el énfasis y la pasión que tengo para escribir me impiden detenerme y callarme frente a ese misterio. No sé explicar ni el por qué ni el cómo pero puedo decir con suficiente certeza que las cosas ocurren por una razón bien definida y también que ocurren cuando llega el momento justo para ellas.
Una vez más quiero repetirlo: todo pasa por una razón
Si estamos aquí, tu y yo, es por algo, y se llama “Sincronicidad”
Interrumpo solo un momento en post para decirte que si te está gustando le puedes, antes de seguir leyendo, dar un me gusta. Para ti no es más que un “clic”…para mi (y el blog) va a ser muy importante.
Bueno, seguimos. Estaba diciendo que no soy mago ni puedo adivinar cosas, pero estoy seguro que si estas leyendo estas palabras es por una razón: nada ocurre por casualidad.
Tal vez te pasó a ti también el plantearte esas preguntas, o te quedaste deslumbrado notando como las cosas ocurren a veces siguiendo un orden preciso, como si un director de orquesta dirigiera los hechos de la vida.
¿Te pasó alguna vez el hecho de tener un problema y justo en el peor momento ver llegar la respuesta que te indicara la solución?
¿Te pasó conocer a alguien en un momento peculiar de tu vida y tener la impresión que aquella persona fuese la persona justa en el momento justo?
¿Experimentaste la situación de llegar a la desesperación o a la tristeza total pensando haber perdido algo o a alguien y sorprenderte al darte cuenta de que la cosa o la persona perdida fuese remplazada por algo o alguien mejor?
Decimos “coincidencia” a esas clases de sucesos, sin embargo yo creo que hay otra explicación:
Llamamos casualidad nuestra incapacidad de reconocer la relación entre los eventos
(Jorge Luis Borges)
Esta afirmación me había gustado aun antes de subirme a un avión para irme a Colombia, pero en ese hermoso país empezaron a suceder acontecimientos tan raros, inexplicables y lindos que después de ellos ya no puedo creer en la casualidad. Si existiera, para mi no sería algo más que otro nombre de Dios, porque puedo decir que todo lo que ocurrió fue así de bonito que solo puede ser un regalo llegado de un nivel superior: fue como si hasta el universo empezara a moverse en manera distinta, porque no vi el “hombre invisible” pero vi los sucesos colocados en mi camino y cada día bendigo a su mano invisible interpretando mis deseos y necesidades.
En fin, todo pasa por una razón
Tendré todos los próximos “reflejos” para contar los acontecimientos de mi vida colombiana, pero un ejemplo que valga para que se entienda lo que quiero expresar: conocí a la chica colombiana que se volvió mi novia en una mañana de sol en Italia esperando el tren en la estación de trenes de Bolonia.
Jamás en ese momento hubiera podido imaginar dentro de unos meses ir a Colombia, ni tampoco pasar ahí un año de mi vida. Y menos aún de dejar mis apegos, mis hábitos mentales, mis falsas seguridades y sobretodo la tristeza, la incertidumbre, la depresión, la pesadumbre que hasta aquel momento parecían no tener la intención de dejarme en paz.
Cuando despegó el avión la mañana del 29 de Junio del 2013, no dejé atrás solo Europa y buena parte de mi vida, sino toda esa negatividad que durante años me había acompañado. Ya el hombre invisible de alguna manera había empezado a actuar. Dejar la negatividad es posible, es posible volverse mas conscientes, desprenderse y a través de todo esto abrir el camino para la realización de nuestros sueños y más allá para la realización de nosotros mismos.
Enterarme que las cosas ocurren por una razón fue un primer paso para que se realizase todo eso. Quizás, si te fijas en algunos importantes sucesos de tu vida, puede que descubras tú también que para nada se dieron de manera casual.
Gracias por leerme. Hasta el próximo reflejo!
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Quiero dar las gracias a Edna Soraya Sanchez por la revisión del texto y sus valiosas correcciones.
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Y si quieres seguir leyendo en Reflejos de Luz te recomiendo este post relacionado: Como iniciar el camino hacia la felicidad.
p.d. entonces….¿que opinas? Las cosas ocurren “casualmente” o…tal vez…todo pasa por una razón?
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