Una razón para expresar gratitud

Cada mañana suena la alarma, nos levantamos, desayunamos, salimos, trabajamos, regresamos, compartimos con la familia o salimos y vamos a descansar. A veces estamos bien, otras mal; algunas sufrimos, otras nos divertimos. A menudo damos por sentado que todo es normal: normal la oportunidad de despertarnos, normal vivir, repetir el ciclo de los días y de la vida.

Pero, en serio, estamos convencidos de que sea así? 

Cuando empiezo a pensar en cosas grandes, en el planeta tierra con sus montañas, sus desiertos, sus océanos, me respondo que no lo es. Cuando voy más allá aún y miro las estrellas, me doy la misma respuesta. Todo, desde las cosas más pequeñas hasta el tentativo de visualizar el universo cono una única entidad me da la misma respuesta. Y justo pensando en esto se me ocurrió una razón para expresar gratitud. 

Curiosamente, todo nació cuando puse mi atención en una grandeza que todo conocemos: la temperatura. La conocemos cuando sentimos en frío en invierno y cuando tenemos calor por la calura del verano. La vemos a nuestro alrededores, mirando el fuego, el agua hirviendo o el hielo que se derrite…la temperatura es un factor que circunda nuestras vidas, cada día y en cada instante.

Sin embargo, nunca me había fijado en el hecho que las condiciones de temperatura que permiten la vida (por lo menos, la vida de los humanos) se encuentran en una banda muy reducida. Desde los -60 grados centígrados del norte de la Rusia a los más de 40 del Desierto del Sahara puede parecer que haya mucha diferencia, pero…de verdad es así? Descubro mirando este cuadro que el oro funde a 1064 grados, el hierro a 1538. Según este articulo de Cienciaplus.com, la temperatura interna del núcleo terrestre, llega a los 6000 grados. A estas temperaturas nos desintegraríamos al instante.

Encontré en este articulo de Taringa.net que el limite máximo de temperatura del aire a que podemos resistir es 150 grados, como sería por ejemplo en un incendio de un edificio. Entonces, les voy a preguntar: les gustaría vivir para siempre en un edificio durante un incendio? Aunque la respuesta fuese que si, les tengo una mala noticia: morirían después de diez minutos. Por supuesto un niño tiene muchas menos resistencia, no podría soportar más de los 50 grados a los que ascendería la temperatura de la cabina de un auto parqueada en pleno sol.

Y falta aún hablar del frío: según lo que encontré en este articulo la temperatura mínima fue -89 en la estación Vostok, en la Antártida. Inútil decir que, aún si el ser humano puede sobrevivir, con una ropa especial, a estas temperaturas no existirían arboles, ni plantas, ni verduras. Nada de agricultura, no se encontraría ni cereales, ni pizzas, ni vino, ni cerveza, ni dulces, ni café, ni chocolate. Nada de nada. Tal vez, algunos animales para cazar. Estamos seguros que sería una vida linda? 

Y si nos fijamos en los planetas de nuestro sistema solar, según el sitio Planeters.com las temperaturas varían entre los -224 grados de Urano a los 460 de Venus, las cuales me parecen según mis gustos un poquito frías y calientes, respectivamente. Además descubro gracias a Ciencia.nasa.gov que, aunque la Nasa sueña con hacer Marte habitable a través de un efecto invernadero,  por ahora las temperaturas en el planeta rojo oscilan entre los 20 y los -140 grados pues, condiciones muy difíciles para vivir. Cabe decir que, teniendo en cuenta de la presión del planeta, la presencia de agua al estado liquido es imposible, es decir: si tienes sed te tocaría primero conseguir hielo y luego encontrar una manera para derretirlo. No es exactamente lo que podemos definir… confort. 

En fin, desde los menos 224 grados de Urano, hasta los 6000 del núcleo terrestre, tenemos mucha suerte a vivir en un planeta donde la temperatura es tan adecuada a nosotros. Es más: somos nosotros que somos adecuados a ellas, y que al variar de ellas no podríamos existir. Esto nunca deberíamos olvidarlo. Nunca deberíamos olvidarlo mientras nos quejamos por algo que no fue así como lo querríamos, cuando hemos pelado con un amigo o con la novia e incluso cuando vivimos grandes frustraciones y padecemos el dolor de una perdida. Todo lo que vivimos, feo o bonito que sea, es un verdadero milagro. Puede parecer rara o trivial como afirmación pero me parece innegable que sea verdadera.

Si luego intento viajar con la fantasía…me acuerdo de cuando era niño. Estaba fui fascinado por la deriva de los continentes, trataba de entender como desde aquella formación que decimos Pangea el mundo ha llegado a poseer su forma actual. Pensando en esto… imaginemos por un segundo si todo el mundo se sobreelevaría de 2000 metros. Alguien diría que emergieran tierras que ahora están sumergidas, pero lo que propongo yo es imaginar un mundo un poco fantasy en el que hay acantilados de dos kilómetros de alto, y arriba el mundo así como lo conocemos. Mi pueblo costeño, Marina di Carrara, se pondría un pueblo de montaña con nieve seis meses al año, la ciudad que amo, Bogotà, cambiaría de sus 2700 metros a 4700…tendría nieve perenne y sería muy fría. El Everest llegaría a los 10848 metros y sería imposible alcanzar su cima. Igual de imposible o muy difícil la vida en países como Rusia y Noruega. Y si le ponemos otros dos mil metros más? Ni pensarlo.

Pero vamos más allá de la pura supervivencia, mi pensamiento se dirige hacía…el que acompaña mis días desde cuando soy pequeño…el señor violonchelo. Es un instrumento realizado con maderas de abeto, arce y ébano. En un mundo cubiertos de hielo, aún imaginando de sobrevivir a través de la caza y de la pesca, encontraríamos madera para construir chelos? Muy probable que no: no existirían entonces ni chelos, ni violines, ni violas o contrabajos. Entonces, aún imaginando que en mundo parecido a la Antártida hubiese podido nacer Bach o Beethoven, que habrían escrito sin todos esos instrumentos? Ninguna  “Sinfonía n.º 9“…ni “Aria para la cuerda de Sol“…que mundo sería? 

Como último punto, me gustaría remarcar que todo está conectado. Cada pez, ave, flor, planta, la fruta que nos gusta, la mascota que amemos…todo está conectado con todo: cada ser necesita comida, aire, agua, nutrimiento que se produce solo con algunas condiciones. En nuestro planeta, en la tierra tan hermosa, las condiciones parecen ser mágicas. Tenemos que estar agradecidos por eso. Y acordarnos que no siempre fue así. Se necesitaron dos mil millones de años para que la tierra llegara a ser un lugar que pueda hospedar la vida. Desde entonces, solo vivieron estromatolitos. Luego llegaron los peces, los reptiles, y finalmente los mamíferos, las aves y todo lo que conocemos. Hubieron eras glaciales. Si miramos lo que producimos como humanos, encontraremos tanto maravillas como cosas terribles, los horrores del nazismo pero afortunadamente también Miguel Angel y la Capilla Sixtina. Pero si nos fijamos en la naturaleza a la vida en si misma, más allá de lo que hacemos nosotros, y aún si nos fijamos en la temperatura sobre la cual me ha gustado fantasear un poquito, encontraremos muchas razones para tener gratitud. Imaginemonos cuanto más podríamos serlo empezando a mirar todas las demás cosas. Entonces, esto va a ser una linda razón más, para decir GRACIAS, cada mañana.

Hasta el próximo reflejo.

Las imagenes de este post proceden de los siguientes sitios: medicinacuantica.cl, ecologicamentecorreto2.blogspot.it, vivalascuola.studenti.it. en.wikipedia.org